Sofía.


Duele inconmensurablemente.
Asfixia,

poco a poco tu ausencia es más notoria e infinita.
Y lo que ayer era dicha
hoy es ardor en la piel,
en el corazón,
en el alma y la mente.
Te marchaste sin darnos tiempo...
Tiempo para escuchar tu voz.
Para memorizarnos tu sonrisa.
Descubrir el ritmo de tu respiración.
Sentir tus caricias y calmar tu llanto.
Mi hermosa Sofi,

nos faltó tiempo para todo.
Menos para amarte,
te amaremos en cuanto nuestras almas existan.
Hasta que nos veamos nuevamente en una vida,

en la que no tema perderte,
ni sientas dolor.

Mi Mariposa


No te alejes niña de mis ojos.
Escucha hoy y mañana el canto que te arrulla.
Son los latidos de mi corazón queriendo percibir tu voz.
¡Si supieras que durante siglos te he esperado y aún te amo!
No estas sujetando mis manos pero te amo.
Como ayer, aún hoy y sé que lo haré mañana.
Un nuevo amanecer no marchita lo que una vez nació.
Eres la flor de mi retoño, el amor que nació en mí y continuará en ti.
Eres la muestra de que exquisto.
De que he sido real.
Me dueles y eres polvo de estrella que apenas ha comenzado a palpitar.
Me dueles y apenas han comenzado tus movimientos de mariposa a cambiar el destino.




No te pierdas alma mía.
No viajes a la oscuridad.
Permanece a mi vera, junto a los latidos de mi corazón.
Deja que rescate un segundo de tu aliento y permanece prendido en mi flor.
Néctar de amor es tu voz, esa que ya no escucharé,
abrazos tiernos en los cuales muero.
Y el vientre vacío que ya no crecerá.
Convergen así, el dolor y el amor
De forma indomable e empírica, la soledad y el alma navegaran eternamente.
Pétalos de rosas marchitas que hoy caen bajo la luz de la luna
en un colchón que las olas mecen.
Y te vas. Otra vez te vas.


Amy...



Y lloro tus lágrimas.
Esas que la tumba secó.
Dejó de latir tu voz, pero late aún más fuerte tu corazón.
¿Por qué te dejaste morir si eras un ser de gran valor?
No quisiste continuar, no con tanto dolor, no con  tanto desamor.
¿Acaso no sabías que eras un ser de gran valor?
¡No pudiste soportar que él te dijera adiós y tan solo te marchaste!
¿Acaso era imposible que cohabitaran en tu cuerpo el dolor y tu alma?
Te convertiste en tiempo, en melodía, en sueño de estrellas.
Te convertiste en leyenda, en esas estrellas que sueñan con ser tú.
Y tú sin saber que eres un ser, de gran valor.

El deseo de una estrella


Es difícil desenredar la madeja en la cual hemos caído. 
Como esperar a recibir el deseo que le pedimos a esa estrella que jamás vimos. Y aún así, esperar. Esperar un mañana mejor, otra oportunidad, un nuevo nacimiento del sol. Pero aguardamos, y nada sucede. Percibimos esas heridas que arden a pesar del tiempo.
Estamos solos.
Noté tu presencia en un ensueño cuyo final olvidé pero olvidé que no te quería recordar.
Vives en los  sonidos de esas olas que se alejan de mi presencia. 
Nos ahogamos.
Es la condena por recordar lo prohibido, lo que no fue, eso que no debió ser.
Se llenan los minutos de pensamientos antojadizos y risas fingidas para no dar explicaciones. Y a pesar de todo o tal vez por todo ello. Continúas en mi corazón.
Esperando.

Ava


Ava quiso volar entre las estrellas de la mano del principito,
y entonces Ava se dejó caer entre sus brazos y voló.
Se convirtió Ava en la flor de un planeta muy lejano sin dejar mi corazón.
Ava no siente dolor y yo no dejo de amar a Ava.
Ava esta en mí.
Pero ya no esta.
Ava vive en mis pensamientos más profundos.
aprendió a caminar en ellos, a correr, a leer, creció se enamoró y lloro,
en mis pensamientos más profundos.

Ava exquiste sin haber conocido el olor del dolor, o la briza del mar
pero exquiste.
Ava nunca ha tenido un sueño
Pero anida en cada uno de los míos.

Ava no es.
Pero siempre será.