Si el dolor vuelve nuevamente una mañana mi puerta tocar
¿Le abriré? ¿Lo dejaré entrar?
Fue una bendición encontrarlo en mi camino, que se aferrara a mi forma de ser, sin juzgar, sin temor.
Fue una coincidencia, encontrarlo sin saber que estaría ahí, pero sabiendo en demasía que existía en algún lugar de éste basto mundo.
Me recordó que se puede soñar, me enseño mundos sin igual
Ruego que no se aleje, que se quede aquí aunque no sepa pedírselo.
Que me regale una estrella, o navegue con migo a mundos que ambos desconocemos.
A veces no sucede lo que queremos…suceden cosas mejores.
Otras creemos que podremos defendernos, que nuestro corazón estará a salvo de sentimientos que creímos olvidados. Muertos tal vez. Pero no.
Algo sucede y nos despierta, y así sin más recordamos lo que era “sentir”.
Volteamos y buscamos la fuente de tanta inspiración, ¡sorpresa! Es otro corazón tan loco como el nuestro, tan soñador, como nuestra imaginación.
Construimos mundos en simultaneo, espejos de doble visión, noches con dos lunas, ángeles que entran en silencio a nuestra habitación, acomodan nuestros sueño, nos besan en la frente y nos invitan a volar.
Y en rincón de mi corazón hay una parte de él y aunque el tiempo pase lento, sé que hay una parte de mí en su corazón.
Solo así por coincidencia, por azar.
Y ya por favor, le ruego una vez mas…no te vallas sin decirme donde vas.
A veces deseamos ser libres, otras la libertad hace yagas en nuestra piel. Pero creo, siempre, siempre deseamos “ser”. Deseamos encontrar ese “algo”, que alivie nuestra soledad y apague el sonido que produce el silencio en nuestra alma. Tal vez no encontramos nuestro sitio, es que el mundo es tan grande y nosotros tan pequeños. Si pudiéramos gritar quizá las miradas no nos dolerían tanto, si lográramos descubrir nuestro propósito sin demorarnos sin lastimarnos en el intento. Quizá la soledad no existiría. ¿No existiría? No olvides que tu alma no esta sola, no olvides que no estas solo… ¿adivina que?...estoy con vos…esa pequeña luz en el rincón oscuro de la habitación de tu vida…soy yo que te hace compañía… ¿me abrís? ¿Me dejas estar?...como siempre gente…gracias por coincidir. Marisol A.
Hoy es uno de esos días en donde la realidad golpea sin aviso y de forma muy dura. Hoy es uno de esos días en donde una leve brisa, se convierte en huracán hoy no deja de llorar mi alma no logra consolarse, no quiere conformarse hoy si la roza una gota de lluvia de seguro logrará herirla de muerte. Los minutos la condenan, el tiempo no logrará sanarla. Hoy esta mi alma callada Cuando lo que desea es gritar Hoy es uno de esos días En donde la esperanza no quiere participar Se niega a soñar con un mañana mejor. Hoy mi alma siente ganas de aferrarse a ese pecado aunque sea luego condenada hoy es uno de esos días en donde quiere lo prohibido. En donde no acepta lo que tiene Y solo desea lo que se le niega Hoy es uno de esos días En donde sabe mi alma…ya no podrá tocarlo, verlo, ni amarlo.
Si la vida me preguntara… “¿Quieres que te de mano nuevamente?” y volver a jugar, sabiendo que tal vez , tal vez perdería "mi mano" ... le diría sin dudarlo ... “si quiero” .pero con vos Pone en juego su amor, y apuesto de nuevo y una vez mas Pero no sucede, la vida no reparte de nuevo y el amor rara vez vuelve a estar en juego ya no juego esto es verdad...tu amor es verdad lo acepto, lo recibo, lo reclamo, lo quiero ¿y que hago?...sigo soñando ¿ o me arriesgo a perder mi corazón en una nueva jugada? truco me dice ella... estúpida vida, que arriesga lo que no le pertenece quiero ...digo yo, y juego una vez mas lo único que tengo lo único que aún conservo… mi corazón y espero que ya nadie me obligue a morir te ruego que no cortes mis alas y me ayudes a vivir
La vida es traicionera y nos da lo que queremos cuando no lo merecemos Así de pronto solo dejamos que nuestro corazón se ahogue y nuestras ganas de vivir se marchiten el silencio nos inunda y la oscuridad nos rodea...pero mira, aún seguimos con vida, aún respiramos , aún sentimos. Aunque ya nada es igual Y sin mas te conviertes en el sol de mi día En el sanador de mi alma el restaurador de mis sueños creí ya no volver a sentir y sin embargo lo hice creí ya no volver a llorar y mírame, aquí estoy siento, lloro, río, construyo castillos en el aire Todo por vos
Sí …todo lo que aparece en coincidir es de mi autoría, si son cosas buenas yo las recibo, si son malas…ahora no estoy …
Gracias por coincidir…Marisol
Creo que el enamoramiento pasa por etapas, primero tal vez, llega la atracción es probable que primero sea física. Pero luego eso debe complementarse con muchas otras cosas, afinidad, entendimiento, etc., finalmente el atractivo pasa a segundo plano y necesitamos ver el alma de la persona hacedora de nuestro amor. Segunda etapa (quizá) la necesidad loca casi desesperada de decirle que lo queremos (porque de seguro así es). No olvidemos que los primeros “te quiero”, salen como suspiros, tímidos, fugaces. Luego ya mas aliviados por sacarnos de nuestro corazones semejante necesidad y peso. Los “te quiero” salen como esas lloviznas de verano, que alivian, calman pero jamás molestan o son suficientes. Luego debemos avanzar, pero por supuesto los que han querido, sin haber amado saben que no es fácil pasar a la etapa del “te amo”, éstos sí que cuestan. Y más que decirlos cuestan sentirlos. Puede que sean incontables (o tal vez no), las veces o a las personas que hemos querido. Pero amar… lo que se dice amar… de esa forma loca, inmadura, irrisoria, esa forma en que nos deja incapaces de pensar con claridad, esa que nos hace llorar de felicidad y de dolor. Que nos hace reír cuando nadie nos ve, que nos transporta al cielo y también (porque no) al infierno. Amar, es una lección no fácil de aprender, pero una prueba que todos estamos dispuestos a dar. El decir “te amo”, es dulce, sube, tierno…muy muy gratificante, cuando se dice desde lo mas profundo del alma, de nuestro ser. Tal vez duela aprender ésta lección… ¡pero que inmensamente feliz se siente cuando encuentras a esa persona que siempre supiste existía pero no habías encontrado! De seguro ya te dabas por vencido, y creías que amar y querer era lo mismo. Pero un buen día algo cambia en vos, se siente distinto el nuevo amor ¿Por qué? Sonreís solo. Ahora comprendes…esto es amar.
lección de amor.
-Te quiero- le dice él mientras acaricia su cabello y la besa con ternura en los labios. Y se aleja. Solo así sin más.
Ella permanece ahí de pie, la poca luz que la ilumina hace que se vea, solo como una sombra, como un fantasma, como algo que en realidad no existe. ¡Qué extraño!, así era como se sentía. Como alguien que no debía existir. Ojala pudiera como él olvidar, alejarse de la forma en que lo hizo sin mirar atrás. Pero no podía… ¿poder?...habían pasado varios minutos y aún no lograba moverse del sitio en donde se encontraba de pie. Creía que tal vez…solo tal vez todo había sido un error y él regresaría. Pero no. El frío llegaba a sus huesos.
¿Por qué no había logrado que la amara?
Miró a su alrededor. Estaba sola. Como siempre.
Amanece, el sol logra alejar de su cuerpo un poco tanto frío. A lo lejos alguien ríe. Una señora cruza con su hijo de la mano y el niño que llora por algo que sabe no le darán. “¡Pobre niño!”,-piensa- si supiera todo lo que se le negará, trataría de aprender a consolarse desde ahora. Pero a ella se le había negado el amor, y no lograba pensar, no podía entender… continúa alejándose. El hombre que barre las hojas marchitas de los árboles le sonríe, le responde con una mueca apenas perceptible. El mundo no se detiene, ante su dolor… ante el de nadie. Se aleja del lugar en donde lo vio por primera vez, trágica paradoja, el mismo lugar en donde lo vio por última vez.
Cruza una calle, un auto la saca de su sonambulismo con el ruido incomprensible de su bocina. ¿Qué hará? Le dio su vida. Se encontraba ahora con las manos bacías.- te quiero- le dijo. Solo ahora lograba comprender la diferencia, entre querer y amar. Y sabía también que él jamás la había amado. La quería, ella lo sabía. Pero solo ahora sabía que eso no era suficiente. No deseaba que lo fuera. Necesitaba que la amara, ser el centro de su universo, solo ella, todo ella. Pero no. Después de todo no le había mentido, no la había engañado. La quería y eso estaba bien. Pero ella no podía conformarse, no se conformaría.
¿En qué se equivocó?
Sonríe.
En nada. Lo amó. Simplemente así, sin pensar, sin medir, sin restricciones, le dio cuanto podía de la forma en que le nacía hacerlo, se sentía bien saberlo.
Después de todo, ella sí había sabido amarlo. Y fue muy feliz haciéndolo. Ahora corre, ríe. Ya no sentía frío, tampoco tristeza. Había aprendido, había sentido, había amado. ¿Qué más podía pedir? ¿Qué la amaran? Ya llegaría en su camino alguien sabio que la supiera amar. El sol calienta su cara… y ella sonríe…es que sabe…que la próxima vez, estará lista, para amar aún más, para dar aún mas, para recibir amor, para ser amada, es que no todos saben amar, y no todos saben ser amados. Ahora ella sí lo sabía.
LO QUE SIGUE A CONTINUACÍON NO ES DE MI AUTORIA. PERO SI LO ES DE UN MUY BUEN AMIGO QUE ADEMAS ME HA DADO EL HONOR DE DEDICARMELO. A TUS ÁNGELES Y A TU PERSONA…GRACIAS. SIEMPRE BUSCO INSPIRACIÓN EN LOS DEMAS, EN LO QUE VEO, VIVO O SIENTO ES RARO ES INSPIRACIÓN…HOY SERÉ ESO…SERÉ INSPIRACIÓN…GRACIAS AMIGO
Vienes con religiosa calma, a esta tormenta de luz que en deshora, deshabitúa tu acostumbrada estadía. Carezco de titulo que avale lo propio, mas no frena el convite que con gozo celebro.
Hay luna que vive de día, luz que atraviesa esas alas, cielo de estrellas opacas, desvanecidas. Calor hermoso que abraza, lento suave, artífice de vida.
Soy quien vela en discreto talante tu insospechada lucidez, alberga y resguarda los sueños que despiertos se avivan, vuelan revoloteando y vuelven en pronunciada picada provocando de conciencia estimulo.
De imágenes traviesas, perturbadas o malsanas, bajo juramento por extraordinarias, he armado del navío una tripulación sensata, que tranquilidad inspira, ayuda, insta, desata. Que asombro ahuyenta en los años correr. No hay recelo o perjuicio que vago atormente al del aventurero su alma.
Calma y delicia, en quimeras baso, al descanso o silencio siempre en ellas hospedo, en afables noches la luz escapa, oportuno momento de prestados ingenios en alas tomar… Ángel Nocturno, tu momento es… será
Continuó mirando hacia el cielo. Definitivamente creía que no.
Mirándolo bien, pensó que se veía muy misterioso esta noche.
Continuó caminando. El hecho de que no hiciera frío hacía que el caminar fuera más placentero. Se sentó en un banco libre de una plaza cualquiera.
Solo deseaba estar solo. Y tratar de comprender. ¡Cielos comprender! ¿Era eso posible? La luna daba una luz tan intensa que nada se le escapaba a su vista.
Se tiró hacia atrás, acomodó su cabeza en el resplandor del banco. Así le era más fácil observar el cielo.
- ¿Cuántas estrellas habrá?- no se dio cuenta que la pregunta no la había hecho solo en su cabeza.
- ¡Demasiadas!- escuchó que le respondieron.- ¿Te molesta si me siento?- y señalaba el espacio vació junto a él.
- ¡No claro que, no!- decidió moverse un poco para hacerle mas lugar a la recién llegada.
- ¡Qué bueno…gracias!...toma- con mucha naturalidad le pasaba el helado que llevaba en la mano mientras se sentaba.
- No gracias- dijo él. Mirándola confundido. Es que le sorprendía la naturalidad con la que esa chica lo trataba. Por un momento creyó conocerla de alguna parte. Es que no es normal que alguien se comporte de esa manera con un desconocido y menos por la noche. Pero no. Se sonrió. No la conocía.
- Dale…no me digas que sos de esas personas raras a las que no les gusta el helado…desde ya te digo que no te voy a creer.- y continuaba con el helado extendido frente a su cara. Ahora sentada a su lado. Se había acomodado con las piernas cruzadas como “indio”. Él continuaba sonriendo. No entendía, si lo que le estaba ocurriendo era real o no. Su alma estaba destrozada y esta chica se lo hecho olvidar de la manera mas irrisoria.
- ¡No...no para nada!... ¡Sí me gusta el helado!
- ¿ y entonces?- se lo acercaba más aún
- Bueno esta bien- comprendió que sería inútil seguir rechazándoselo.- ¡Gracias!
- De nada- apoyando la cabeza en el respaldo del banco.- Ayer me robé una.- continuó diciendo-
- ¿Qué?- ahora sí creía que estaba totalmente perdido, en la conversación y en todo.
- Una estrella- dijo. Y señalo el cielo- anoche me robé una. Pero nadie se dio cuenta. Es que como te decía hay demasiadas. Nadie lo nota si falta una.
- ¡Ah! – no lograba salir de su asombro. Comía el helado pero miraba para todos lados. Por un momento creó que sus amigos le estaban jugando una broma. Esa chica no podía ser real. Es que además de parecer un ángel por lo bella, le resultaba exquisitamente loca.
- Anoche el cielo estaba más hermosos que hoy. Tanto que te invitaba a mirarlo de continua. Las estrellas te desafiaban con su belleza. Así que extendí mi mano, tomé una y me la guardé en un bolsillo. Hoy vine aquí para devolverla. No quiero que este triste.- mientras decía todo esto no dejaba de mirar al cielo seriamente. El hombre no lograba decir palabra alguna, pero parecía que tampoco podía dejar de mirarla.
- Si yo tomara una estrella, no creo que pudiera regresarla. Me cuesta deshacerme de las cosas.
Entonces como salida de un transe, lo miró parecía como si lo hiciera por primera vez. Continuaron mirando las estrellas. Le devolvió lo que quedaba del helado. Ella no protestó para tomarlo.
- Deberíamos ir a visitarlas. En lugar de traerlas para acá.
- ¿Te parece? ¿Y si te reconocen como las que se las roba?- no dejaba de sonreír mientras lo decía.
- No creo que me hagan daño saben que lo hago por una buena causa.
- ¿¡ha si!? ¿Cuál?- la voz masculina sonó desafiante.
Entonces ella se sentó frente a él aún mas desafiante, lo miró a los ojos, y con un leve cambio en el tono de voz (que él no supo interpretar), dijo- ¿De verdad keres que te cuente? Puede ser una historia aburrida.
- Contame. Tengo toda la noche para escuchar.
- Bien entonces. Comienzo, no me interrumpas por favor- se acomodaba en su sitio…carraspeaba su garganta para que su voz se escuchara mejor. Todo un rito que hacia que él no pudiera dejar de reír. Hace unos minutos creía que nada en el mundo lo haría olvidar su tristeza y ahora ésta chica loca salida de quien sabe donde. Lo invitaba con su helado favorito. Y lograba que se olvidara de todo lo malo
- No interrumpo tranquila.- le respondía con la seriedad que toda aquella ceremonia merecía, pero sin dejar de sonreír. Estaba feliz.
- Te contare. Trabajo en una heladería cerca de donde estamos. Hace poco más de un mes comenzó a ir una pareja. Una como tantas, como todas…supongo. Una compañera que los atendía, comentó un día en que hablábamos de algunos clientes recurrentes comentó que al parecer no eran novios, sino solo amigos. ¡Qué pena! “pensé”. Hacen una linda pareja. Él nunca me vio. Es que no atiendo al público pero sí noté a que hora venía. A veces solo, otras con su amiga. No sé bien como o porque pero comenzó a gustarme. Claro que él no veía a nadie más que no fuera su “sol”. Realmente lo notaba muy enamorado de su amiga. Hace dos semanas, una noche cuando salía del trabajo. Los ví. En ésta misma plaza, parecían discutir. Creo que por fin él se declaró y ella lo rechazó. Entonces se quedó solo, sentado en éste mismo banco. Mirando hacia el cielo, buscando una respuesta en las estrellas talvez. Quise acercarme, hablarle, abrazarlo, decirle que todo estaría bien. Pero cuando lo vi llorar…simplemente no pude. – él no la interrumpía, la escuchaba pero sus ojos miraban el cielo.- Lo veo llegar a ésta plaza cada noche, sentarse en éste banco y mirar las estrellas. Claro que él nunca me ve. Pero yo a él si. Así que anoche mientras lo miraba desde lejos (como siempre). Me robé una estrella y le dije que si él me veía la devolvería.
¿Sabes qué es lo raro?
- ¿Qué?- preguntó aún sin mirarla.
- Nunca me había fijado en las estrellas hasta que vi que él lo hacía. Comencé a preguntarme como sería su mundo cuando estaba en las estrellas. Llegué a la conclusión que no lo sabría hasta que no me parara frente a él, me presentara y se lo preguntara.- Hubo un silencio. La noche había avanzado sin que ellos lo notaran. Las parejas que estaban caminando al principio había desaparecido casi todas. El transito también era menor. Entonces se puso de pie.
- ¡Hola!...me llamo Vanesa.- interrumpió el silencio que pareció no incomodarla. Nuevamente apareció la sonrisa en el rostro masculino.
- ¡Soy Maxi!... ¡Mucho gusto Vanesa!
- El gusto es mío Maxi- y le plantó un beso en la mejilla.
Maxi llevó una de sus manos hacia su mejilla, pero no dijo nada. Parecía menos asombrado ya.
- ¿Cómo es tu mundo cuando estás en las estrellas?- preguntó muy seria pero con un brillo en los ojos que llenó de ternura el corazón del hombre.
- Ven te muestro- la tomó de la mano, tan tiernamente. Que hizo que instantáneamente Vanesa cerrara sus ojos y se dispusiera a viajar. Las personas continuaron pasando por la plaza, junto a ese mismo banco. Pero nadie los veía. Que ahora ellos estaban en su propio mundo. Uno que solo ellos podían ver.