UNA MUJER

Nace un nuevo día. Comienzo a sentir las caricias del sol.
He descendido tantas veces al infierno. Que quien diría que algo puede continuar sorprendiéndome. Vicisitudes del destino que se empeña en darme lo que no busco y en arrebatarme de las manos lo que voy queriendo. Manipulaciones de noches de juerga y silencios que desazonan la razón. Inquietan esas palabras de amor que fluyen de quien no consume tu juicio. Decido ascender, estirar las alas que permanecían aseguradas, ir por él, expandir lo poco de corazón que aún queda en mí. Esperar que el tiempo por fin se detenga y me deje conservar en secreto el amor perpetuo que nace al escuchar su voz. Inquietante me deslizo entre los hombres, y veo entonces el vacío en sus miradas, almas que al igual que yo tan solo buscan mitigar un poco su soledad. Reflejarse tal vez en la mirada que los observa, aliviar su dolor en la sonrisa de quien los contiene, anunciar un romance en la dulzura del cuerpo que duerme junto a ellos. Y la ausencia agobiante que los hace morir.
Me encuentro tan fuera de mí ya…que aunque sigo sus huellas, no alcanzo la puerta que una vez encontré. Estoy sobre la humanidad, los observo caminar, los imagino pensar, se comportan normales, cuando en realidad desean al igual que yo solo volar. Fingen no recordar lo que en antaño era su materialidad. Entes completos, partes de un todo. Que sobre todo buscan amor. No me daña la luz del sol. ¡Pero se reflejan tan bellas las almas por la noche!
No puedo evitarlo, la naturaleza humana se apodera de la razón. Entonces el amor pasa a convertirse en algo pasajero una mera ilusión, eso que se siente pero rara vez es para siempre. (Suspiro)
¡Y yo que lo amé tanto! ¿Amé? ¡Falacia! aún lo amo. Su voz no es la misma, su rostro tampoco, ni sus caricias se sienten igual, su sonrisa esta de continúo sonando en mi ser. Y sin embargo. Es él. Es el “amor” que aunque altera su forma corpórea siempre es él. Y aunque todos lo buscan pocos lo hallan, es en vano golpear el viento si en tu camino no esta trazado que para toda la eternidad lo hallarás. Deseo que termine esta desventura. Dejar de volar entre espejismos y hadas de ficción. Que no apuñale este débil cuerpo el azar. Refugiarme en tu mirada y permanecer en tu ser. Sentir tu aliento al despertar y tus caricias una vez más. Desde ésta mi altura, veo a la vieja soledad desintegrarse sobre la humanidad. Y son los hombres por ella tomados, pero permanezco de pie, nace el sol y siento como tomas mi mano, cierro mis ojos y humedeces mis labios, mientras mi piel se estremece. Soy una simple mujer otra vez… y susurras algo con voz entre cortada pero logro entenderte, me gusta saber que puedo hacerlo…
-“mía”- dices, y alejas los demonios que pretendían atormentarme. Los astros no se caben en mi mano, ni tanto amor en un simple corazón… “pero que importa”…pienso…me ha dicho “mía”…
-“mío”- respondo. Y se hunde en mi calor , recibe entonces mi pasión nuevamente soy solo una mujer. Su mujer.

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