TENGO



30/11/2011


Tengo un desierto en la palma de la mano, un grano de tiempo en el corazón y una oscuridad en mis ojos. Vaga un alma vestida de fantasma entre artilugios del destino y átomos de la nada. Me descubro en tu mirada en la que nazco mitigando la distancia y evadiendo lo que algunos llaman destino. Eres el sueño que deseo observar mientras duermo y la ola en la que me gusta viajar al sentir que te pierdo. La yaga que arde en el corazón es la que me obliga a olvidar el color azul del mar que en tus ojos puedo ver. Conducimos sin tener mapa, buscando solo el camino que me lleve a ti. Diálogos afables, de escenas aprobadas por el “qué dirán”. Todo lo que he soñado se ha hecho realidad en ti. Las huellas que la vida ha dejado en tu alma ojala las pudiera borrar con uno de mis mas cálidos besos, la mas tierna de mis caricias, el gemido que de mi alma nazca, el temblar de mi cuerpo bajo el tuyo, un suspiro o con una de mis lágrimas… pero borrarlas todas. No puedo olvidar que estoy atrapada en tu propio corazón, y que en el mío habitas tú. Te he buscado en un millón de estrellas y siempre has estado a mi lado. Eres justo lo que quiero, en el tiempo y lugar equivocado. Inspiras las leyendas de lo que es perfecto, peleas por lo que crees y creas lo que sueñas. Marcas espacioso mi sendero, el que atravieso sobre espinas para llegar a tu boca. Duele el alma al brillo de la primera estrella y me quedo sin aliento, por entregártelo, en mi último suspiro. Es tu rostro lo que recorren mis ojos cerrados y en mi memoria guardo cada uno de tus surcos, me pierdo en tus labios, se confunde mi lengua con la tuya y tus manos se pierden en mi piel. En tu llanto me sumerjo en el infierno, en tu agonía muero, en tu dolor se marchita mi ser. Eres lo que siempre, busqué lo que por fin hallé… justo eso, que no logro hacer sonreír, lo que se desvanece entre la niebla que se esparce sobre una ruta solitaria.

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