10/02/2012




Busco el argumento para esas palabras que ya no serán dichas. Intento descubrir el por qué de la oscuridad en mi mente y del silencio de los sonidos que ausentes en las noches de luna nueva ya no entonan cánticos de júbilo. Solían danzar en perfecta comunión, arlequines, duendes y hadas. Podía verlos, reían al son de una vieja flauta bebían a la luz de las estrellas. Insectos de colores radiantes de vida y llenos de vigor encendían sus luces intermitentes en aquellos viejos robles que majestuosos se erguían. ¡Ay! suelo suspirar al recordar aquellos días (¿o eran noches?) a veces eran tus días en mis noches y en mis días surgían victoriosas tus noches. Eras amo y señor de las frases que solía el transportador hacer navegar. Un capitán y a la vez un timonel. Y un tormentoso recuerdo que desea continuar. Si te miras al espejo no me hallarás en él y arrancas la raíz que dejaste en ese corazón que has decidido abandonar. Bosques encantados de mundos que decidiste derrumbar. Los pusiste a distancia, pretendes olvidarlos y no regresar a buscar la pluma y el papel que abandonaste en ellos. Tus letras naufragaron mientras las mías luchan por sobrevivir…sin ti. Y sigo sin comprender…el por qué de un silencio que grita con tu voz.




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