18/08/2012


Cambiar el mundo no siempre es fácil. ¿Qué lo es en realidad? Nos toca ver las injusticias y los desniveles sociales. O como los que se suponen velan por nuestro intereses abusan del poder del cual solo son acreedores porque depositamos nuestra confianza en ellos. Luego están los que no se cansan de hacer justicia a lo que parece perdido, los que luchan aunque todo parezca imposible de resolverse.
 La felicidad es tan variable que mientras para unos la dicha consiste en adquirir gran cantidad de objetos, otros son incansables en obtener conocimiento y paz espiritual. ¿Qué nos hace dormir tranquilos por la noche? A unos la felicidad de sus seres queridos, a otros trabajo y salud (cosa que deberían ser obvias en la vida de todo ser humano) están aquellos para quienes la felicidad consiste en ir de una fiesta tras otra, luego sé de aquellos que son felices en la tranquilidad de su hogar, junto a sus olores y música que suena infinitamente. Sé de esos otros que han perdido lo material para llenar el estómago de quienes no tienen nada. Seguramente todos conocemos personas que se han quedado sin la fortaleza de sus cuerpos luchando por el bienestar de otros, o quienes no saben de tarjetas de crédito, pero sí de enseñar, a leer, escribir y sobre todo a soñar a aquellos que todo se les había negado. A veces he visto en la T.V (Cómo muchos seguramente) que intentan hacerte creer que la felicidad viene en frasco de perfume, una joya, un vestido, y cuanto mas obtengas serás mejor persona. Es una pena que los valores estén tan cambiados, que todo parezca tan banal, tan frívolo. No hace falta que renunciemos a nuestra manera de pensar para encajar en un mundo que corre tras algo tan efímero como lo es el dinero. Pretendo creer, que aún hay personas que no les importa hacer el ridículo (según quien lo mire) con tal de hacer a otro reír y de sentirse bien. Admiro a aquellos que con una mochila al hombro, recorren el mundo intentando que sus almas y sus mentes se expandan. Existen mujeres que no tienen la última moda en ropa y que jamás han visto un diamante, pero que son capaces de llenar las barrigas y los corazones de niños perdidos y llenan de sueños y fuerzas a las niñas (que como yo) un día no tuvieron nada. No se necesita comandar un país, para hacer un gran cambio en el mundo, solo se necesita que veas mas allá de tus ojos. Que lo que realmente vale la pena en la vida, no es eso que guardas en una caja fuerte, sino lo que puedes compartir y que nadie jamás te lo podrá robar.

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