Un rayo de luna desperdiciado en el tiempo,
perdido entre batallas que nos desgastaron.
Manrique ya no sueña y yo aún lo espero. Dime
tú... ¿Vendrás?
Nací con tu voz aún sin escucharla, sentí tus caricias sin que tus manos me rozaran.
Y una mañana al despertar, me quedé fundida con tu recuerdo, perdida en tus manos que lentamente dejaron naufragar las letras que ya no dijimos.
Atravesaron mi corazón, tu ausencia y el fin del tiempo.
No estas conmigo ni yo junto a ti.
Contemplamos lunas que mueren cada veintidós noches, la ausencia de palabras la falta de aroma colma la soledad de dejarle notas a quien no las leerá.
Y entre Alas y Balas se hace mi carne alegría aunque hay anarquía en mi alma.
Eres mi espejo y mi flor de un día... y me contemplo en tu poesía, aunque ésta, esta ya marchita.
Nite. Yetem
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