Por ti capitán... mi capitán.



Corazón amoroso…
En un remolino de la nada, te cansas del cansancio, de la inercia de cada día, tantas horas de sol y otras más de noche. Sin aparente razón de las palabras. Eres esclava incondicional del hereje arte de mover tus manos, de elevar el alma, de plasmar palabras que el corazón implacable dicta. El planeta se derrite y a ti te duele sentir esa furiosa naturaleza, avanzando poco a poco, segando tu propia sonrisa. Eres perfeccionista mental, a tu cabello le dices cuanto lo amas cuando delicadamente lo lavas y susurras "que feo". Sientes amor en las pestañas, en los dedos y hasta en lo inerte y brillante de tu esmalte de uñas. El pretexto puede ser diverso, la naturaleza, el petróleo, las veredas que convergen siempre en el mismo punto. Sin importar la geografía tu amor acribilla con la razón de metralla. Acá, en cada esquina las miradas se confunden, hay amor de grandes ojos que se extravían de delirio. El tuyo además vive tejido entre letras, con sílabas exactas, escribe sobre el amor y los cóncavos espacios o sobre las noches de luna, pobladas con galaxias coloridas.
Que no te digan que no sabes sentir amor, de ser así, ¿Por qué te dolería escribir de amor?