Yo arrebato tu
conciencia
Me adueño de tu
mirada
Mirada segura,
cómoda
En lo profundo, donde habitan lo eterno y lo imposible
permanecen congeladas en el tiempo las caricias que nos dimos.
Tomaré también tu
voz que es afable
Es en ella donde
coinciden tu deseo, mi deseo,
ese deseo real de
la vigilia
perdida y olvidada
como los inviernos que pasaron y no volverán.
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