CARTA IX

Hola amor…



Linda forma de comenzar una frase… “amor”. Hoy podría llamarte de muchas maneras, vida, cielo, cariño, alma mía, cosita… en fin. Creo que la lista sería interminable. Todas palabras cargadas con una pasión tan grande, que oprime el pecho al querer expresarlo. Pero se resume en; alma de mi alma, vida mía, amor eterno. Las palabras parecen tan efímeras cuando de decir lo que se siente se trata. No te niego que a veces siento que me vuelvo loca (algunos dicen que ya lo estoy). Es que no quiero desaparecer sin decirte “adiós”. Necesito hablar de los besos que no se dieron, o de las caricias que aun esperan a ser entregadas. Hay dos cuerpos esperando el alba, sumidos en el inmenso espacio de lo eterno. Tal vez alguna vez te preguntes que es de mí. Te puedo decir desde ya. Que continúo aquí. Hoy (debo confesarte) inmensamente feliz. Es que sé como es tu mirar (triste y llena de luz), como suena tu voz al reír (clara y dulce como la de un niño), conozco tus gestos al hablar (como si tus manos tuvieran vida propia). Me alegra que seas tú. No eres como te había soñado, no, para nada. Los has superado infinitamente. No hay forma de que pueda manifestar todo lo que me has enseñado a sentir. Puedo pronunciar tu nombre al viento para que lo guarde en toda época. Sé sentir tu perfume cuando camino junto a una flor y percibo tus manos acariciando mi rostro, con la puesta del sol. La luna me besa y reconozco que son tus labios. Un suspiro y parten en él tus sueños sujetos a los míos. El destino te puso por fin, en mi camino. Y el mismo Hado de mí te arrancó. Créeme, cuando digo que te amo a rabiar, que me arde la piel y no consigo respirar sin tus palabras. Escuchar que lees, o ver si lloras, consolar tu dolor y quitar el veneno que han regado en tu alma es mi anhelo. No puedo decir adiós. Y sin embargo tampoco puedo permanecer. Paradojas de una vida irreal. No más temores, ni ilusiones. Te pierdes en el mundo vida mía. Desapareces con el mar perenne de personas que buscan lo que yo encontré en ti. Perdóname por no estar en tus ensueños, por no ser la sombra de quien buscabas, ni tener la voz de a quien amabas. No puedo saber que alguien mas te acariciará, ni que recibirá tu calor, prefiero el vació de la indiferencia. Se acaban las palabras y espero que para ti, las lágrimas. Sonríe, vive, se feliz, ama como te amo y sueña como te sueño. Mi amor, vida mía, alma mía…adiós. Ya no te escribiré como solía hacerlo y sin embargo, siempre y por siempre todo es para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario