El deseo de una estrella


Es difícil desenredar la madeja en la cual hemos caído. 
Como esperar a recibir el deseo que le pedimos a esa estrella que jamás vimos. Y aún así, esperar. Esperar un mañana mejor, otra oportunidad, un nuevo nacimiento del sol. Pero aguardamos, y nada sucede. Percibimos esas heridas que arden a pesar del tiempo.
Estamos solos.
Noté tu presencia en un ensueño cuyo final olvidé pero olvidé que no te quería recordar.
Vives en los  sonidos de esas olas que se alejan de mi presencia. 
Nos ahogamos.
Es la condena por recordar lo prohibido, lo que no fue, eso que no debió ser.
Se llenan los minutos de pensamientos antojadizos y risas fingidas para no dar explicaciones. Y a pesar de todo o tal vez por todo ello. Continúas en mi corazón.
Esperando.