Amy...



Y lloro tus lágrimas.
Esas que la tumba secó.
Dejó de latir tu voz, pero late aún más fuerte tu corazón.
¿Por qué te dejaste morir si eras un ser de gran valor?
No quisiste continuar, no con tanto dolor, no con  tanto desamor.
¿Acaso no sabías que eras un ser de gran valor?
¡No pudiste soportar que él te dijera adiós y tan solo te marchaste!
¿Acaso era imposible que cohabitaran en tu cuerpo el dolor y tu alma?
Te convertiste en tiempo, en melodía, en sueño de estrellas.
Te convertiste en leyenda, en esas estrellas que sueñan con ser tú.
Y tú sin saber que eres un ser, de gran valor.

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