Mi Mariposa


No te alejes niña de mis ojos.
Escucha hoy y mañana el canto que te arrulla.
Son los latidos de mi corazón queriendo percibir tu voz.
¡Si supieras que durante siglos te he esperado y aún te amo!
No estas sujetando mis manos pero te amo.
Como ayer, aún hoy y sé que lo haré mañana.
Un nuevo amanecer no marchita lo que una vez nació.
Eres la flor de mi retoño, el amor que nació en mí y continuará en ti.
Eres la muestra de que exquisto.
De que he sido real.
Me dueles y eres polvo de estrella que apenas ha comenzado a palpitar.
Me dueles y apenas han comenzado tus movimientos de mariposa a cambiar el destino.




No te pierdas alma mía.
No viajes a la oscuridad.
Permanece a mi vera, junto a los latidos de mi corazón.
Deja que rescate un segundo de tu aliento y permanece prendido en mi flor.
Néctar de amor es tu voz, esa que ya no escucharé,
abrazos tiernos en los cuales muero.
Y el vientre vacío que ya no crecerá.
Convergen así, el dolor y el amor
De forma indomable e empírica, la soledad y el alma navegaran eternamente.
Pétalos de rosas marchitas que hoy caen bajo la luz de la luna
en un colchón que las olas mecen.
Y te vas. Otra vez te vas.


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