Quiero perderme en el vacío de la soledad mas absurda.
Cruzar puentes que nadie más ve y esconderme durante el día que pocos perciben.
Necesito nacer de nuevo, repartir las cartas, tener otro final y un comienzo sin noches oscuras.
Viendo con mis ojos verías esa tristeza que inunda,
ahoga y quema. Que consume poco a poco tu alma y te deja marchito. Una tristeza
que aturde con tanto dolor, que nos hace callar de un solo golpe, arrojándonos
a un abismo del cual nos es imposible resurgir. Mi tristeza se marcha contigo y
no pretendo mirar atrás. Solo suspirar profundo e intentar continuar en ese
camino profano, donde el bien no ha pisado y la angustia ruega clemencia. El
orgullo es mitigado al atrevernos a sentir, por querer ver más allá de un
horizonte sin luz, sobre un tiempo que se nos escapa una y otra vez.
Pequeño ser que
genera grandes sueños y navega sin rumbo en plúmbeas corrientes.
Aveces la
distancia es juzgada por apartar de éste espacio lo que aún nos es querido.
Borramos las
cicatrices al amanecer, nos bebemos las lágrimas que nacen en el corazón,
intentamos olvidar lo que una vez nos causó dolor. Luchas constantes( y todas
ellas), batallas perdidas.
Podemos enloquecer
al no comprender la ausencia de esos cariños que caen como copos de nieve para
cubrirlo todo sin que logremos alcanzar ni uno solo de ellos.
Enloquezco en esas
ensoñaciones bajo la luna seca de luz, junto a los libros sin letras y las
canciones sin melodías.
Nos arrebatan poco
a poco todo eso que construimos en antaño y nos regresan a las realidades
vacías de color y ausentes de ilusión.
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